Víctor es un adolescente chileno, a principios de la década del ochenta. Vive en un barrio humilde, de casas de madera hechas por sus ocupantes, tal vez mal pintadas, multiformes, y afectadas poco a poco por los movimientos telúricos tan cotidianos en esa franja extensa a orillas de la Cordillera de los Andes.
El fuego de La Moneda se ha extinguido hace casi una década, y sobre sus cenizas se ha erigido una descomunal experiencia humana de transformación social regresiva, llevada a cabo por los instigadores y creadores de un nuevo orden, que comenzaría luego a extenderse lenta y paulatinamente por Latinoamérica a lo largo de los años siguientes. Víctor vive una vida sumida en la incertidumbre, con ingresos esporádicos, con servicios de luz y gas que van y vienen, que cuando se pueden pagar se pagan; la comida escasea o es la mínima necesaria, la vivienda no cuenta casi con adelantos tecnológicos, la salud depende de la atención pública, y el futuro es un dilema continuo. Hoy Víctor ya es un hombre latinoamericano, en esta década del siglo XXI. Nuestra tradición noventista, nos ha llevado siempre a mirar la pobreza como eje de los problemas latinoamericanos, pero dicha argumentación por sí sola hoy no basta para dar cuenta de la serie de interrogantes en las pinceladas de vida de Víctor, y de los miles de Víctor y Victorias de nuestra región.
Este libro intenta recorrer una serie de preguntas e interrogantes, en los cuales se buscan explicaciones y respuestas posibles a la problemática de la desigualdad, entendida como proceso social de implicancias distributivas, que en definitiva, afecta el desarrollo de toda la sociedad.