Peso | 292 g |
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Dimensiones | 20 × 14 × 1,49 cm |
ISBN/ISSN | 978-950-793-062-1 |
Autor(es) | Pablo A. Pozzi |
Idioma | Español |
Páginas | 224 |
Fecha de edición | 03/2008 |
Editorial | Imago Mundi |
Medidas | 14 x 20 cm |
Encuadernación | cosido a hilo |
La oposición obrera a la dictadura (1976-1982)
catalogo, Historia Argentina Contemporánea, Historia Oral, Movimiento ObreroAutor: Pablo A. Pozzi
Todo buen estudio histórico comienza por la conclusión. Esa conclusión siempre es el resultado de una posición política e ideológica. No importa cuánto lo disfracemos, o cuán inconscientemente lo hagamos, nuestra opinión sobre el desenlace de la historia siempre esta al principio. En general la profesión tiende a tratar de silenciar este aspecto central del trabajo del historiador centrándose, en cambio, en una aparente objetividad positivista que hace eje en la precisión y el cúmulo de la investigación. Lo que se deja de lado es la discusión sobre los significados de la experiencia humana y el cómo nosotros la interpretamos. La obligación moral y política que todos tenemos de interpretar la totalidad de un hecho histórico no debe confundirse con la tarea de asignar responsabilidades políticas y morales por crímenes específicos. El comprender un hecho histórico es en sí mismo un hecho moral y político, y la capacidad de comunicar esa interpretación histórica es algo que puede, en principio, brindar instrumentos para tomar mejores decisiones políticas y morales en el futuro. En este sentido, la discusión sobre la clase obrera argentina bajo la dictadura de 1976-1983 no ha sido una mera disputa académica. De hecho, la conformación de una perspectiva particular, que postula la derrota histórica de la clase obrera argentina, se ha convertido en la base material para renunciamientos políticos e ideológicos de todo tipo. Sin embargo, la realidad de la clase obrera siempre reabre el debate. En esta discusión los desacuerdos continuarán sin resolución definitiva a largo plazo. Por un lado, porque los procesos de la investigación y su interpretación son siempre abiertos, planteando conclusiones tentativas hasta que los modifica una mejor investigación. Pero más aún, porque los desacuerdos, como casi todos los debates históricos importantes, contienen un componente ideológico esencial que hace a la visión del historiador en cuanto al papel histórico de la clase obrera.