El autor ensaya un recorrido, mejor dicho un par de recorridos: por un lado, historiando la idea y los atributos de los genes y los avances de la genética y por el otro, la concreción de la parusía socialista cuando se aposenta en la tierra con la Revolución Rusa, en 1917. Tanto la genética como el llamado socialismo soviético ocuparon buena parte del siglo XX movilizando los imaginarios de todo ese tiempo, e incluso el actual.
Para el capítulo dedicado al gen, el autor ha seguido la mirada de Evelyn Fox Keller, una bióloga estadounidense que a una altura de su vida decide ver lo que estaba viendo; distanciarse lo justo como para producir una reflexión sobre el discurrir biológico.
Para el capítulo acerca de la creación del mundo socialista, ha rastreado a militantes y pensadores que, contemporáneos de los acontecimientos, los describen críticamente, desmistificando los atributos oficiales. Si bien la verdad es un valor que trasciende su circunstancia histórica, que los juicios hayan sido formulados antes, en el mismo momento o muy poco después, le agrega valor.
La intención al seguir semejantes huellas ha sido, es, mostrar el peso de lo ideológico que muchas veces configura el conocimiento y, ¿por qué no?, la mismísima realidad.